Disolver las angustias internas
Como monstruos ocultos, todos albergamos en nuestro fuero interno aspectos del pasado desagradables, o incluso traumáticos, que perturban nuestro presente. Hacen que nos cueste disfrutar y valorar la vida que tenemos, y condicionan nuestro estado anímico, así como nuestras expectativas y proyectos del futuro. ¿Cómo podemos gestionar y disolver estas sombras asentadas en la mente?

Es importante considerar que estas angustias no desaparecerán y que su presencia va a ser continua, pero esto no debería implicar que su influjo también lo sea. En este artículo vamos a explicar como lograrlo con un sencillo ejercicio de visualización, que además nos permitirá tener una control más precio de nuestros procesos mentales. La aceptación de la existencia de pensamientos angustiosos es el paso previo a su disolución, que no de su desaparición. Al identificarlas y hablar de ellas, podemos codificar cómo nos afectan y como nos hacen pensar de forma reiterada en las ideas angustiosas y deprimentes. En esta fase aún no somos capaces de escapar de su efecto anímico, pero es preciso conocerlas antes de manejarlas.
Casi todos tenemos recuerdos del pasado que nos incomodan, y reproducirlos en la mente trae al presente la sensación desagradable que nos produjeron en su día. Cuando esto sucede, es porque ocupan tanto espacio en nuestro fuero interno que muchos procesos cognitivos (como la capacidad de concentración, la memorización o la forma de expresarnos e interaccionar con los demás) quedan afectados por ellos. Y a menudo, no parece haber manera de sacarlas de la cabeza, porque cuanto más tratas de ignorarlas, más evidentes se hacen. SI te dicen que no pienses en un oso polar, ¿en qué piensas...? Pues sí, precisamente en eso, en el oso.

Enfoquémoslo de otra manera: si te dicen, sin embargo, que pienses en cualquier animal pero no en un oso polar, lo primero que harás será pensar en el oso polar, pero en seguida empezarás a visualizar otros animales. Y aún cuando el oso polar tienda a aparecer de vez en cuando, por tu mente seguirán desfilando una lista casi interminable de otro tipo de animales. Esto mismo podemos hacer con los pensamientos angustiosos que se afincan en la mente: invadir el espacio que ocupan con otros pensamientos alternativos; no eliminaremos los primeros, pero ya no serán tan relevantes como antes.
Este tipo de técnica mental se encuadra dentro de lo que psicología denomina "defusión cognitiva" y se basa, precisamente, en evitar que un pensamiento angustioso "fusione" todos los procesos psíquicos en ese malestar. Es decir, "des-fusiona" los pensamientos dejando que esta preocupación desagradable no sea más que un pez más de los muchos que nadan en el océano de nuestra mente. Porque una idea puede ser tan grande como una ballena, pero la mente humana es tan inmensa y profunda como todos los mares de este planeta. Y cuanto más complejos y variados sean nuestros pensamientos, más capacidad tenderemos de minimizar esas preocupaciones.
Si alguien ha tenido un suceso traumático o un periodo de su vida que recuerda como negativo, su presente puede verse condicionado por este. A ese evento traumático van quedando asociados sonidos, palabras, gestos u olores, de manera que se vincula a un número indeterminado de estímulos externos. Cuando alguno de estos estímulos externos aparece, se evoca el evento y también el estado anímico que nos provocó en el pasado, trayéndolo al presente. Conseguir desvincular esos estímulos pasa de nuevo por re-vincularlos a otras experiencias más agradables o neutras, de manera que no generen angustia cuando vuelvan a aparecer. Y es que, tarde o temprano, esos estímulos volverán a aparecer...
Si el estado de angustia emerge de manera espontánea, sin que sepamos bien de dónde surge, puede parecer que lo hiciera porque es nuestra naturaleza angustiosa, porque somos así. Sin embargo, es normal que lo haga; todos tenemos pensamientos negativos en algún momento, pero no tenemos porque dejarles que ocupen todo el espacio de la mente. Y si no somos capaces de crear pensamientos alternativos, tendremos que tomarlos de fuera: un libro, alguien que hable en positivo, un recuerdo estimulante o una película que muestre el lado vital de la existencia. La cantidad de recursos de que disponemos es inmensa, pero es muy importante que elijamos por nosotros mismos, de manera consciente, que entra en nuestra mente, y no aceptar lo que aleatoriamente llega a nuestra percepción...